Registro Nacional de Seguridad Privada con RNSP nº 10.567 – T.I.P. 2313 y T.I.P. 2335

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¿Estamos todos controlados como en la obra de George Orwell “1984”?

El Gran Hermano es una realidad en nuestros días, explicaremos la causa de esta afirmación.

No sólo los detectives privados vigilan, el Gran Hermano es una realidad

Ni se le hubiera pasado por la imaginación al profético escritor,  pensar hasta que punto nos encontramos controlados por la tecnología en el siglo XXI.

Realmente, ¿Estamos todos controlados como en la obra de George Orwell “1984”?

Cuando escribió su novela de ficción entre los años 1947 y el 1948, publicada en 1949, no podía profetizar como el mundo sería de una manera muy similar a su creación distópica.

Estamos preocupados por la gran cantidad de dispositivos y sistemas de seguridad que nos rodean que hacen que en ocasiones nos podamos sentir observados y vigilados.

Hay que reflexionar sobre las ventajas que tiene vivir en una sociedad tan controlada por la tecnología.

En la actualidad no sólo el profesional que ejerce como detective privado vigila y observa, si no que sólo cuando salimos a  pasear por la ciudad, estamos siendo grabados.

Nos observan cientos de cámaras de vigilancia

En nuestros domicilios y comercios mediante los sistemas de alarma, al salir a pasear por la ciudad, si pasamos cerca de una entidad bancaria, algún edificio estatal, comisaría de policía o guardia civil y en algunas calles video-vigiladas…

Incluso muchos coches disponen hoy día de sistemas de grabación.

Cuando habitas en un gran centro urbano estás siendo grabado la mayor parte del tiempo. De alguna manera todos somos vigilados.

¿De qué manera nos vigilan?, ¿El Gran Hermano es una realidad?

Piensa por un momento en lo que ocurre con las imágenes grabadas sin el permiso de los ciudadanos:

¿Quién puede ver dichas imágenes?, ¿Durante cuánto tiempo se conservan?,

¿Puede resultar un peligro para las personas que son filmadas sin su consentimiento?

No a todo el mundo le es indiferente saber que su imagen queda registrada, puede que se sientan como en una novela de detectives privados.

Ocurre algo parecido también con las grabaciones de nuestras conversaciones, muchas empresas registran, tras avisar de ello, lo que dicen sus interlocutores, por control de calidad o por seguridad.

Cuando utilizamos nuestra tarjeta de crédito nuestros datos quedan registrados.

Con la utilización de las redes sociales la cantidad de datos que inconscientemente donamos a las empresas de Internet es enorme.

Este punto nosotros sí debemos implicarnos para cuidarlo personalmente, pensemos un momento antes de aceptar todo lo que nos aparezca en una pantalla.

Entonces…¿Estamos seguros en este mundo hiper registrado?, ¿De verdad es como en “Gran Hermano”?

En realidad no hay de que preocuparse, nosotros podemos actuar con precaución al facilitar nuestros datos personales. El Gran Hermano es una realidad, pero controlada.

Las cámaras resultan necesarias para aumentar la seguridad en los lugares en los que se sitúan, pueden ayudar de manera disuasoria a disminuir los delitos y son fundamentales para la resolución de las investigaciones, si estos delitos se han cometido.

Vamos a citar casos resueltos que han contado con la ayuda de la tecnología:

– agresiones,

– desapariciones,

– atracos,

– asaltos,

– secuestros, etc.

Se ha calculado que aproximadamente un 85% de estos casos no hubieran podido saldarse positivamente sin dicha ayuda.

En estos caso el visionado de las cámaras de seguridad, incluso la colaboración de las grabaciones que los ciudadanos pueden tomar con sus teléfonos móviles cuando son testigos de los hechos, resultan fundamentales.

Existen mecanismos legales que ayudan a proteger nuestra intimidad.

La Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) es la encargada de proteger nuestra imagen, estas grabaciones pasan a ser responsabilidad de un fichero registrado ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) que destruirá dicho fichero al cabo de un mes, lo mismo que los registros tomados de las conversaciones telefónicas.

En conclusión, cuando somos conscientes del control sobre nuestros datos particulares y tomamos las medidas adecuadas para protegernos, nos estamos ayudando a nosotros mismos.

Los adelantos tecnológicos han venido para ayudarnos.

“El Gran Hermano” del siglo XXI no es tal y como lo imaginó Orwell.

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